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15 de Marzo de 2005

Aumentan las estafas en los cajeros automáticos

«Fijarse bien en el cajero, no utilizarlo si se nota algo raro y avisar inmediatamente al banco si el aparato se traga la tarjeta». Ésta es la regla de oro que, según la Dirección General de la Policía, deben seguir los usuarios de los cajeros automáticos para minimizar el riesgo de ser víctimas de una estafa. «Es imposible dar recomendaciones más concretas, porque hay mil variantes de este tipo de robo», explicaron a 20 minutos fuentes de este organismo policial. «Hay dispositivos que atrapan la tarjeta en la ranura, cámaras que graban el número secreto, aparatos que directamente leen la banda magnética y la duplican sin que el usuario se dé cuenta de nada...». Alto desarrollo técnico Los estafadores que operan en los cajeros automáticos son cada vez más y cuentan con medios más avanzados. «Esta actividad criminal ha alcanzado un alto nivel de desarrollo técnico; los delincuentes han evolucionado de forma paralela a la implantación de nuevas medidas de seguridad», explica la Policía. Sólo en lo que va de año, en Madrid han sido desarticuladas cuatro bandas especializadas en este tipo de robos: tres de ellas duplicaban las tarjetas. Además, ha caído otro grupo que operaba en Barcelona. En el mismo periodo del año pasado fueron desmanteladas en España tres bandas especializadas en tarjetas de crédito, pero ninguna de ellas operaba en la comunidad. La Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros (Adicae) da fe de que las estafas relacionadas con el dinero de plástico están en pleno auge. El año pasado recibieron en la comunidad un total de 1.200 consultas, quejas y reclamaciones relacionadas con fraudes, robos o clonación de tarjetas de crédito, casi el doble que en 2003, cuando registraron 650. Además de estar alerta en los cajeros, Adicae recomienda no llevar el número secreto encima, no dejar resguardos olvidados en cualquier sitio y examinar periódicamente los movimientos de las operaciones con tarjeta. Responsabilidad hasta 150 euros En caso de extravío, robo o duplicado de una tarjeta, el usuario no tiene por qué asumir el coste del fraude. Según explicó Adicae, el código de buenas prácticas de la banca europea (que no es de obligado cumplimiento, pero al que están adheridos los bancos españoles) establece que el dueño de la tarjeta sólo debe pagar las pérdidas hasta un importe límite de 150 euros.

Fuente: MADRID 20 MINUTOS