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1 de Julio de 2005

Seguridad en centros comerciales

Hoy en día es frecuente ver cómo se construyen y diseñan grandes espacios comerciales en las ciudades o en zonas próximas a ellas. Establecimientos que han llegado a convertirse en lugares de ocio, de visita habitual para las familias españolas. Una de las preguntas clave que se cuestiona un buen número de ciudadanos al acudir a estas instalaciones, es si cuentan con unas adecuadas medidas y dotaciones de seguridad para evitar la materialización de un amplio catálogo de riesgos. Medios que deben velar no sólo por la seguridad de los visitantes, sino también de los empleados y comercios del recinto.

La seguridad es un factor incuestionable en la gestión de este tipo de espacios que acogen un gran volumen de personas, y así es percibido por la mayoría de los visitantes. Dicha seguridad está condicionada no sólo por la afluencia de clientes a los centros comerciales, sino también por las actividades que desarrollan los locales que se instalan en dichos recintos. De ahí la obligatoriedad de dimensionar adecuadamente el departamento de Seguridad, así como de dotar a los .centros de unos sistemas de seguridad eficaces y avanzados.

RIESGOS Y AMENAZAS
En España, al inicio de 2005, estaban registrados un total de 447 centros comerciales (datos proporcionados por la AEEC), centros que cada día son visitados por miles de personas. Todos ellos tienen que contemplar una serie de riesgos potenciales que están previstos por el departamento de Seguridad de tales instalaciones, en particular: robos, hurtos e incendios -poco frecuentes, pero de consecuencias graves-. Los robos y hurtos son los riesgos más habituales, pero en muchas ocasiones difíciles de detectar, ya que hoy en día suelen ser perpetrados por auténticos profesionales con técnicas muy especializadas. El incendio es “el riesgo más importante”, no sólo porque se pone en peligro la vida de todos aquellos que deciden pasar unas horas en estos lugares de ocio, sino por su capacidad destructiva y las enormes pérdidas que conlleva. Estas pérdidas (materiales y de imagen) suelen ir acompañadas de graves desastres. De ahí que aunque este tipo de incidencias no sean muy habituales, todo departamento de Seguridad debe estar bien preparado para combatirlo mediante los mecanismos más conocidos, tales como: instalaciones de detección de humos, pulsadores de alarma, rociadores automáticos de agua, bocas de incendio equipadas (BIE), hidrantes exteriores... y, por supuesto, con personal preparado para resolver este tipo de problemas, “bien para hacer frente a los conatos de incendio (a la espera de la llegada del Cuerpo de Bomberos), bien para facilitar la correcta evacuación del centro comercial”. Hoy en día, tampoco hay que pasar por alto otros riesgos potenciales que pueden ocurrir en un centro comercial, así como todo tipo de incidentes o accidentes no incluidos entre los anteriores.

PREVENCIÓN Y PROTECCION
La Seguridad, en general, y en los centros comerciales, en particular, es fruto de la conjunción de varias claves que dependen en su mayoría no sólo de la afluencia de clientes a estas instalaciones, sino también de la clase de actividad que desarrollan los locales que lo integran. De ahí que en función de estos y otros aspectos se debe confeccionar y dimensionar el departamento de Seguridad del centro en cuestión. Como es sabido, la finalidad de todo departamento de Seguridad consiste, en gran medida, en garantizar la protección de personas, bienes, valores y negocio de empresa, así como asegurar el normal funcionamiento de los servicios. Para que todo ello funcione es imprescindible que el departamento de Seguridad cuente con personal “perfectamente formado y especializado”; que exista un mantenimiento y seguimiento del estado de estas áreas que permita eliminar cualquier situación de riesgo no deseado; que se mantenga vivo el Plan de Autoprotección , “dotándolo de un protocolo de actualización y comunicación ágil y eficaz, que facilite en todo momento la adaptación a los diferentes escenarios (cambios de actividades, redistribución de locales, obras, etc.) y situaciones (promociones, actuaciones, presentaciones) que se suceden en el día a día de los centros comerciales”. Un análisis en detalle de la información con la que cuenta el departamento de Seguridad permitirá adoptar las medidas que correspondan ante diferentes escenarios. Las áreas de ocio se han convertido en verdaderos centros de vida, en los que miles de personas confluyen para divertirse, comprar, pasear... Son un reflejo de la sociedad; de ahí que los grupos delictivos actúen en estos centros por el atractivo que despiertan. Esta situación lleva a que en todo departamento de Seguridad resulte vital la responsabilidad del director de Seguridad y, en distinta medida, la del Vigilante de Seguridad, profesionales ambos valorados tanto por su experiencia como por su preparación. No obstante, la prestación de los servicios de Seguridad en estos establecimientos sufre, en muchas ocasiones, la problemática del sector de la Seguridad Privada, es decir, “sector de primer empleo, rotación excesiva, saturación de la jornada laboral, escasa protección jurídica...” Por último, añadir la necesidad de una concienciación hacia los comerciantes, en particular a aquellos negocios de más riesgo, como son las joyerías y entidades bancarias; es importante que no se queden en lo que la Ley de Seguridad Privada exige para este tipo de locales, sino que “amplíen los sistema de seguridad de sus establecimientos y formen a sus empleados”. En definitiva, son exigibles una prevención y protección discretas y eficaces, a través de los sistemas y dotaciones de seguridad que nos deben conducir a unos niveles óptimos de tranquilidad y seguridad.

Fuente: CUADERNOS DE SEGURIDAD