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18 de Enero de 2006

Tráfico, robo y falsificación de arte: "Urge que Chile firme la Convención 1970"

Zorba El Greco es un loco inofensivo que vive en un mundo imaginario, y Windows, un niño prodigio de la informática. En las duchas de la prisión deciden planear el hurto de un imponente cuadro de arte moderno. "El robo más grande jamás contado", que dio fama al cineasta Daniel Monzón en 2002, puede ser muchas cosas, menos original. Lo recurrente de esta trama en el cine indica que el deseo de poseer algo que el mundo entero admira es una película que muchos se pasan. Pero la realidad es bastante menos glamorosa: según cifras del FBI, el robo de arte y falsificación de patrimonio cultural se asoma en el siglo XXI como una actividad emergente. Hasta aquí, el tráfico ilicito provoca pérdidas regionales de hasta seis billones de dólares anuales.

Suficiente para que el FBI entre en alerta: en los últimos meses confeccionó un "Registro de obras robadas" de 160 mil piezas, reforzó un equipo de ocho agentes especializados que actúan como "palos blancos" en subastas, e inició una nueva campaña internacional de difusión de las diez piezas robadas más destacadas.

Pero este tema no preocupa sólo a las policías: el robo a mano armada de los cuadros de Edvard Munch del Museo de Oslo en 1999 puso "El grito" en el cielo antes que el cuadro desapareciera por completo y dejara al ICOM (Consejo Internacional de Museos) reflexionando en torno a la escasa seguridad de las exhibiciones públicas. A ello se agrega la creciente práctica de bandas organizadas que blanquean dinero comprando y vendiendo obras de arte a coleccionistas privados.

Por dinero y pasión

Botón de muestra es el "caso Ely Sakhai": en 1990 compra el cuadro "La Nappe Mauve", de Marc Chagall, por US$ 312 mil. En 1993 encarga copias exactas a un falsificador, que vende a US$ 514 mil cada una. En 1998 remata el original por US$ 340 mil y al cabo de ocho años obtiene una ganacia total de US$ 854 mil. Pero la policia sabe que el lucro no es el único móvil: según el famoso ex ladrón Erik el Belga, actual consejero de coleccionistas privados e institucionales, "el robo de Munch" no fue por dinero: "Un comprador que encarga el robo es generalmente alguien profundamente interferido por el mensaje del pintor. El que buscó 'El grito' necesita desesperadamente apoderarse de la tristeza retratada, así recordará a diario que hay otro que sufre más que él".

En Chile se desconocen las causas y las cifras: "El robo de objetos de arte de museos o colecciones privadas es mal visto y las personas evitan denunciar", indica Lina Nagel, historiadora y miembro del ICOM . A sugerencia de esta institución e invitada por la Embajada de Estados Unidos, llega a Chile Bonnie Magness-Gardiner, jefa del Programa de Robo de Arte del FBI. Su propósito es apoyar la formación de un comité técnico integrado por representantes de museos, ministerios públicos, agentes de aduanas, restauradores, arqueólogos y policías, entre otros. Su agenda contempla la entrega de técnicas para una rápida detección de piezas falsificadas, robadas o en tráfico por Chile e instruir sobre procedimientos de interacción con Interpol y el FBI, cuando se trate de piezas cuyo valor supere los cinco mil dólares, y su antigüedad, los 100 años (es el caso de la sustracción del busto de Rodin). "Pero lo urgente es recordar que Chile debe ratificar la Convención de 1970, a la cual están suscritos también Argentina y Perú", señala Óscar Acuña, abogado de la Dibam.

Magness-Gardiner agrega: "Instituciones que pueden ser focos para los expoliadores, como las iglesias de Centro y Sudamérica, deben confeccionar inventarios de colecciones con fotografías y detalles de las piezas más valiosas. Sin esta herramienta, es difícil 'rastrear' las obras sustraídas". Lina Nagel destaca en este sentido la urgencia que nuestro país actualice la legislación en materias artísticas: "La presencia de Emilio Labarca, director cultural del Ministerio de Relaciones Exteriores, en las actividades con el FBI es una señal muy auspiciosa". Sólo falta que el Parlamento ratifique dicha Convención. Autor: Bonnie Magness-Gardiner, encargada del Programa de Robo de Arte del FBI, observa la realidad chilena en el tema.

Fuente: EL MERCURIO