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28 de Enero de 2007

Prevención… la clave de una adecuada gestión

A un amplio catálogo de riesgos es a lo que se encuentran expuestas tanto las obras de arte como los edificios que las albergan, por lo que es preciso contar con un adecuado nivel de seguridad. Y es que, proteger un patrimonio de tal valor para cualquier país como es el artístico es, y será siempre, la mayor preocupación para los responsables de los diferentes museos y centros de arte de nuestro país, más, como ya hemos apuntado en otras ocasiones, desde el punto de vista de la conservación de las obras que de su seguridad. Lo cierto es que la seguridad en este tipo de instalaciones tendrá, actualmente, uno de sus puntos de apoyo en las innovaciones tecnológicas, todo ello enfocado a conseguir soluciones concretas y específicas a la carta.

Y es que cuando hablamos de museos, hoy en día tenemos que englobar también a las grandes y pequeñas galerías de exposición, centros de arte… tanto de carácter privado como público o eclesiástico. Instalaciones, algunas de reciente creación y otras establecidas en edificios de un importante valor histórico, en las que los avances de la tecnología, como en muchas otras edificaciones, está presente. Y así es, pero en el caso que nos ocupa de una manera más importante; y no sólo por las ventajas y prestaciones que, en cuanto a gestión y organización de estos Centros, permiten las nuevas tecnologías, sino por las prestaciones y posibilidades que ofrecen para la seguridad de los mismos y las obras de arte que estos “guardan”. La verdad es que proteger un patrimonio tan valioso de cualquier país como es el artístico ha sido siempre –no nos cansaremos de repetirlo– la mayor preocupación de los responsables de los museos, siempre más desde el punto de vista de la conservación de las obras que de su seguridad, tal y como ya hemos indicado líneas más arriba.

Pero, la seguridad, eso sí con mayúsculas, ha ido adquiriendo en los museos y centros de arte un destacado papel con el paso de los años, y bien podríamos decir que son ya muchos aquellos que cuentan en su estructura organizativa con un departamento de Seguridad… y con un profesional cualificado como responsable. Responsables que, tal y como hemos constatado desde Cuadernos de Seguridad, muestran un permanente interés y empeño por conseguir un adecuado y satisfactorio nivel de seguridad en las instalaciones que tienen a su cargo. Y todo ello, una vez más, de la mano de los permanentes y constantes adelantos que la tecnología les brinda en su aplicación a los sistemas y medidas de seguridad. Gracias a la tecnología… y, por qué vamos a obviarlo, a la gestión y profesionalidad de aquellos que tienen en sus manos la prevención y protección de estas instalaciones y de las insustituibles obras de arte que en ellas se albergan.

Y si de seguridad hablamos, por alusión hablaremos también de riesgos, ya que los museos y centros de arte, también –y quién se libra hoy, en los tiempos en los que nos encontramos– están expuestos a un catálogo de riesgos potenciales, que han ido variando tanto cualitativa como cuantitativamente, no sólo en España sino en todo el mundo, puesto que el patrimonio artístico de un país, por extensión, es patrimonio de la Humanidad.

Y es que todo edificio, instalación… que alberga un museo o una exposición, debe ser garante de la seguridad de su contenido –y no hablamos sólo de las obras, sino también de sus trabajadores, de los visitantes…–, aunque, algo inevitable, presente un nivel de riesgos y amenazas. Riesgos y amenazas –les prometo, una vez más, mis admirados lectores, que no les aburriré con interminables listas– que pueden ser inherentes a la propia actividad o al contenido o, por el contrario, externos e independientes de su disposición pero que, de cualquier forma, deben ser analizados, de una manera integral y rigurosa, por profesionales especializados. En este sentido, el catálogo de riesgos presente en museos, centros de exposiciones… se centra en tres grandes apartados: el riesgo de incendio, que puede ocasionarse por causas fortuitas, imprudencias o, incluso, ser provocado; aquellos riesgos derivados de las actividades antisociales, como son el robo, la sustracción, la agresión o el vandalismo, y los riesgos técnicos, que se trata de aquellos derivados de la inadecuación de los propios edificios o del diseño o funcionamiento de sus instalaciones, lo que puede llegar a generar desde incendios o explosiones, hasta humedades o inundaciones.

De esta manera, Gustavo Abascal, técnico de Seguridad e Instalaciones de ARTIUM Centro-Museo Vasco de Arte Contemporáneo, explica a Cuadernos de Seguridad que «la problemática de seguridad del museo Artium es similar a la de otros museos: las obras de arte son piezas exclusivas de gran valor económico y cultural, que quedan expuestas al público. Son susceptibles no sólo de ser robadas, sino también deterioradas intencionadamente o no. A partir de este hecho, el Museo busca las soluciones más adecuadas para proteger tanto el edificio como cada obra concreta», al tiempo que quiere dejar patente que «nosotros damos mucha importancia a la seguridad preventiva y periódicamente realizamos revisiones de las piezas expuestas repartiendo al personal de salas y a los vigilantes de Seguridad un mosaico con las fotografías de todas las obras junto con un mapa de su situación».

Medios y Medidas & Tecnología

Y ahora, si de riesgos y amenazas hablamos, es el momento de describir algunos de los medios de seguridad que, como ya hemos explicado en otras ocasiones, quedarán constituidos por las medidas organizativas y los diferentes sistemas técnicos de seguridad. En este sentido, entre los sistemas a destacar es preciso mencionar: contra incendio –sistemas de detección precoz y automáticos, dispositivos de protección pasiva contra el fuego–; contra el robo –sistemas de detección de intrusión, sistemas de vigilancia por televisión, videograbación, barreras de protección física y cerraduras de seguridad, integración y centralización de todos los sistemas, sistemas de control de rondas, etc.–; y contra el vandalismo –sistemas de control de acceso, establecimiento de sistemas de vigilancia en áreas especiales, sistemas de control y alarma puntual instalados en obras de arte, sistemas de detección de acercamiento peligroso…–. La verdad es que muchos centros con instalaciones museísticas no cuentan con este tipo de elementos en su totalidad o en parte, debido a diferentes motivos (económicos, falta de organización…).

De esta manera, y a modo ejemplo, reflejamos de nuevo las palabras de Gustavo Abascal quien señala que «las salas de exposición y los almacenes de obra son los lugares donde se encuentran las obras de arte y es allí donde se pone mayor énfasis en la seguridad. Son numerosos los medios técnicos utilizados para proteger estos recintos: cámaras de seguridad, volumétricos, anti-butrones y anclajes de seguridad, equipos de protección de obras de arte y alarmas, entre otros».

Por su parte, Tomás Jiménez Pareja, responsable de Seguridad del Museo de Antropología de Alicante, señala que el Centro posee un Circuito Cerrado de Televisión, con grabación digital, sistema de intrusión, tanto de interior como exterior que incluye barreras perimetrales, «sensores, detectores de presencia, etc.., así como barreras antihurto, para la protección de las audioguías con las que cuenta el Museo, y los volúmenes de la biblioteca abierta a profesionales. Sistemas de detección y extinción de incendios –BIE´s, extintores para todos los tipos de fuego, bombonas F-13., así como conexión de CRA, tanto para la intrusión como para incendios–; sistemas todos ellos que son gestionados desde un centro de control».

Pero la tecnología se ha ido incorporando de manera paulatina en todos aquellos ámbitos en donde la Seguridad se puede implantar y se debe implantar, y en el caso que nos ocupa, ésta puede ser considerada como adecuada. Los importantes avances en electrónica y tecnología han posibilitado un considerable aumento de prestaciones y posibilidades en el ámbito de los museos. Y los responsables/directores de Seguridad de estas instalaciones nos lo han hecho saber. Y así es, ante la pregunta ¿cuáles considera que han sido los últimos avances tecnológicos que han tenido una mayor e importante aplicación en el ámbito de los museos, centros de arte…? Manuel Bayo, director de Seguridad del Instituto Valenciano de Arte Moderno, explicó a esta revista que, fundamentalmente, los nuevos equipos de grabación, análisis y gestión de vídeo, la videovigilancia IP, y en general, los nuevos sistemas basados en comunicaciones TCP/IP.

Por su parte, Joan Josep Pintado García, jefe del departamento de Seguridad del Museo Nacional de Arte de Catalunya, explica que los avances conseguidos en la mejora de la seguridad integral de los museos se debe en gran parte a la aportación tecnológica de los sistemas de comunicación, tanto pasivos como activos. «Pero –añade-, no nos engañemos, la tecnología básica no tiene ningún éxito si no va acompañada de una respuesta adecuada por parte del personal que vigila o controla; creo necesario un buen equilibrio entre los sistemas electrónicos de seguridad y la vigilancia humana, el éxito está precisamente en ese equilibrio».

Fuente: CUADERNOS DE SEGURIDAD